Leo en El País una nota sobre la polémica que ha surgido en Francia por un nuevo proyecto arquitectónico cercano a la mítica capilla de Notre Dame du Haut de Le Corbusier, en la villa de Ronchamp. Puede que ustedes no conozcan este edificio, pero les aseguro que no sólo es uno de los más conocidos de Europa para los amantes de la arquitectura sino que, además, es una de las obras cumbres de su autor.
El redactor de El País, Octavi Martí, asegura que el franco - suizo es el arquitecto más influyente del S XX, aunque yo creo que quizás ese título debería otorgarse a Mies Van der Rohe, sí que es indudable que ha sido uno de los más importantes y, al cabo, este tipo de "clasificaciones" no dejan de ser una tontería. Con lo que deben quedarse, en suma, es con que estamos hablando de una de las obras más reconocidas de uno de los arquitectos más reconocidos:
Por esa razón cualquier cosa que pueda afectarla se verá envuelta en la polémica, en este caso se trata del proyecto de un convento que ha diseñado otro arquitecto de prestigio, Renzo Piano, cuyo edificio estará en la misma colina pero a 160 metros del edificio de Le Corbusier y sin interferir en la perspectiva más conocida del monumento actual. Aquí pueden ver una imagen de cómo es la colina en la actualidad:
Es una vieja polémica: ¿deben los monumentos preservarse completamente "vírgenes", sin cambios a su alrededor? ¿O deben integrarse en la evolución de las ciudades y los paisajes? Excepto en casos muy concretos, parece que lo primero es poco menos que imposible, quizá no en una capilla como la de Ronchamp situada en pleno campo, pero sí en las grandes ciudades o sus cercanías. Así, podemos ver como espacios como el Prado o años antes el Louvre, que podría pensarse que eran absolutamente intocables, han sido sometidos a intensas revisiones, en ambos casos con bastante acierto desde mi punto de vista.
Históricamente, los monumentos no han tenido esa condición de iconos intocables; así, el recubrimiento de las Pirámides de Gizeh se usó para edificar El Cairo y la mayor parte de lo que falta en el Coliseo de Roma está en el Vaticano.
Sin poner ejemplos tan radicales, gran cantidad de iglesias y catedrales españolas eran reformadas para irse adaptando a los gustos de las distintas épocas, el primer ejemplo de esto que se me ocurre es el de la Catedral de Valencia, que lucía un horroroso recubrimiento barroco que ha sido retirado hace no demasiado. Otra polémica sería, por cierto, si deben revertirse o no esas actuaciones históricas sobre los monumentos y si sí, hasta qué punto.
Por último, una reflexión: ¿qué parte de ese relativamente nuevo "respeto" por los monumentos se deberá a su innegable valor económico gracias al turismo? Me atrevería a decir que una muy importante: al final, la pela es la pela.
PD.: Las dos fotografías las he tomado de Wikipedia Commons, la primera es de Echani y la segunda de Nerijp.
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