Ni siquiera en esta semana en la que el partido del siglo es más partido del siglo que nunca todo en Madrid y Barcelona es fútbol, al menos para los redactores del suplemento de viajes del New York Times, que siguen considerándolas ciudades turísticas más allá del Berbabéu y el Nou Camp.
Así, a día de hoy podemos encontrar un par de artículos sobre las dos ciudades más grandes de España, un empate que muy poco gustaría a los madridistas pero que demuestra que nuestro país sigue siendo un destino bien considerado en la Gran Manzana.
El que se refiere a Madrid está dentro de un amplio e interesante conjunto de artículos titulado “Europa para todos los bolsillos” y en el que se ofrecen ideas para viajes ahorrativos o derrochadores a lugares como París, Berlín, Londres, Dublín, Lisboa, Praga…
Se trata de proponer planes a un coste predefinido de 250 dólares para los que andamos caninos y de 1000 para los menos preocupados por la crisis. Las diferencias parten desde el alojamiento (un hostal cerca de la Plaza de Santa Ana en el primer caso y el carísimo Villamagna en el segundo) hasta las comidas y las compras.
Me ha hecho bastante gracia cómo explica el concepto de “menú del día” a los americanos que, obviamente, no lo conocen:
Most restaurants offer a set lunch menu called the menu del dia with a choice of starter and entree plus dessert or coffee — and maybe a glass of wine — often for 10 euros or less.
La mayoría de los restaurantes ofrecen un menú de almuerzo llamado “el menú del día” con una opción de entrante, un plato y postre o café - y tal vez un vaso de vino - a menudo por 10 euros o menos.
Por cierto, hace unos 18 meses los menús del día por menos de 10 euros eran una rara excepción en la mayor parte de zonas de la capital (y desde luego en las turísticas) mientras que ahora son efectivamente muy frecuentes, para que luego digan que no se nota la crisis.
Además, nos manda a cenar a Casa Labra (un muy recomendable bar y restaurante especializado en bacalao al lado de la Puerta del Sol), de compras por la calle Toledo, a los museos cuando se puede entrar gratis y de marcha por Las Vistillas.
El plan caro casi que ni se lo cuento, baste con decir que pasa por la tienda de Loewe y por bares en los que una comida te sale por 150 euros.
El reportaje sobre Barcelona se parece a uno que ya reseñamos aquí sobre Madrid que diseñaba un intenso recorrido por la ciudad en 36 horas y, como en aquel caso, se trata de un auténtico raid en el que se tocan museos, edificios, zonas, restaurantes…
Pasa por maravillas como Santa María del Mar, el Liceu o el Palau de la Música Catalana; nos invita al Macba y al Museu Picaso; y nos hace caminar por el paseo marítimo de la Barceloneta y, por supuesto, por las Ramblas. Personalmente echo de menos (y mucho) una o dos referencias a Gaudí, pero está claro que 36 horas no dan para todo, ni siquiera cuando, como es el caso, las estiramos hasta que parecen 72.
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