BAHÍA DE JIQUILISCO El Salvador
Joya del pacífico
Por Verónica Vásquez
Uno de mis amigos brasileños en Madrid calculó que El Salvador cabría 434 veces en Brasil. A lo que otra amiga remató: “¡serían como píxeles, vamos!”.
Pues sí: El Salvador es pequeño, es verdad. Pero sus 20,000 kilómetros cuadrados, en pleno corazón de Centro América, están poblados de maravillas naturales y atractivos rurales dignos de un cuento de García Márquez.
Siguiendo con las metáforas informáticas, en los últimos años se ha llamado al país “el microchip de las Américas”: tan chiquito, pero con tal contenido esencial, que un viajero que se digne de conocerlo todo no puede dejar pasar la oportunidad de verlo con sus propios ojos.
Al natural
Uno de los lugares mágicos de este rincón del mundo es la Bahía de Jiquilisco, en Usulután, al este del país. Se trata de un destino ideal para los amantes del ecoturismo y para aquellos que gustan de islas y playas solitarias aún en temporada alta. También se sentirán como en casa los que disfrutan la aventura, las charlas con lugareños amistosos y la posibilidad de disfrutar de los mariscos más frescos del país por precios de cuento (cocteles de camarones a 3 euros o crema de mariscos a 12 euros, por poner un par de ejemplos).
Basta alquilar una lancha en el Puerto el Triunfo (12 euros para transportar a 10 personas) y dejarse llevar por los pescadores, a destinos con nombres sugerentes como la isla el Madresal, Corral de Mulas, la Canoa, isla la Pirraya, o San Juan del Gozo.
En el trayecto, los paisajes espectaculares se suceden uno tras otro: la exuberante flora y fauna del manglar, los canales y estuarios, las profundas aguas azules del pacífico golpeando inclementes la línea costera o algunos de los 23 volcanes activos del país. Y, si es el momento preciso, atardeceres capaces de alegrar al Principito en uno de sus peores días.
Sitio Ramsar
Pero uno de sus principales atractivos y la fuente de su importancia ecológica es que la bahía es hábitat de la mayoría de las aves marino-costaras del país, además de ser sitio de paso de 87 aves migratorias que allí se alimentan, descansan o cambian plumas en sus viajes por el mundo. En sus playas que cubren un total de 63.500 hectáreas también se han avistado cuatro especies de tortugas marinas (verdes, de carey, golfinas y baules).
Esta importancia ecológica fue reconocida en 2005 al incluir el Complejo Bahía de Jiquilisco en la Lista de Humedales de Importancia Internacional de la Convención Ramsar. Es uno de los tres lugares que han obtenido este reconocimiento en El Salvador.
Así, y con la conciencia de estar en uno de los sitios más importantes del mundo para mantener la fauna marina, los turistas pueden disfrutar de la belleza tropical en toda su expresión y relajarse al ritmo de las olas. Nada mal para este píxel del mundo.
0 comentarios: on "Bahía de Jiquilisco"
Publicar un comentario