Michael O'Leary tiene muchas virtudes, aunque entre ellas no está seguramente el don de la diplomacia. Hace meses anunció que estudiaba cobrar por usar el baño en los vuelos de su compañía Ryanair, la mayor parte del mundo se lo tomó como una boutade o directamente a risas (incluso en este modesto blog hablamos del tema con un toque humor), pero resulta que no era broma: la tarifa será de un libra, es decir, algo más de un euro.
La cosa va tan en serio como que ya tiene un plazo de puesta en marcha: durante los próximos dos años. Eso sí, por ahora no aclara si el precio vairará dependiendo del uso que se vaya a dar al cuarto de baño...
No sólo eso, O'Leary también quiere eliminar uno de los tres cuartos de baño de sus Boeing 737, con lo que conseguiría seis asientos más en cada viaje. En este caso hay que reconocer que la explicación tiene cierta lógica: la mayor parte los vuelos que hacen estos aviones tienen una duración de alrededor de una hora, no parece que en ese plazo (y dado lo incómodos que tenemos que reconocer que son los minúsculos baños de los aviones) el pasaje se vaya a lanzar desesperadamente a hacer sus necesidades.
Por otra parte, la compañía esta estudiando más formas de sacarle el dinero a sus pasajeros "de a poquitos", como dirían en Argentina: cobrar por las bolsas para el mareo (yo, la verdad, es que esta no se la recomiendo, podría ser una bomba de relojería); y también otras maneras de reducir costos como cambiar el tamaño del equipaje permitido en la cabina para que la mayor parte de los pasajeros se lleven con ellos las maletas y así poder prescindir de operarios de los que se encargan de subirlas y bajarlas al avión.
La verdad es que no entiendo las críticas que recibe Ryanair por este tipo de cosas, por supuesto algunas de las ideas me gustan poco, otras nada y otras no me importan lo más mínimo, pero si la compañía deja claro que a sus aviones hay que subirse "cagao y meao", con perdón, y a la gente no le importa y sigue comprando sus billetes, pues poco más tenemos que decir.
Si no hay engaño, si la relación entre la empresa y el consumidor es transparente, cada uno que elija el nivel de servicio que desee y que pueda pagar. La existencia de empresas como Ryanair supone una opción más que podemos elegir y eso nunca es malo.
Todo esto, claro, siempre que la seguridad no se vea afectada, pero da la casualidad de que la compañía, que ya tiene 24 años, no ha tenido un sólo accidente, lo que no parece una mala estadística.
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